Aumentan las tensiones en Islamabad a medida que se intensifican las protestas
En Pakistán se está desatando un conflicto importante a medida que se intensifican las protestas encabezadas por partidarios del ex primer ministro encarcelado Imran Khan. Las autoridades han informado de que al menos un agente de policía ha muerto y más de 50 personas han resultado heridas en medio de los esfuerzos por impedir que miles de manifestantes lleguen a la capital, Islamabad. La situación se ha agravado con numerosas detenciones y un cierre de toda la ciudad que se ha prolongado durante dos días consecutivos.
Antecedentes de las protestas
Imran Khan ha enfrentado desafíos legales durante más de un año, pero su popularidad entre sus partidarios sigue siendo inquebrantable. Su esposa, Bushra Bibi, ha surgido como una figura prominente en las protestas en curso, afirmando que las manifestaciones persistirán hasta que su esposo sea liberado. Hizo hincapié en las implicaciones más amplias de su causa, instando a los partidarios a mantenerse firmes.
Las calles que llevan a D Chowk, una zona crítica en el centro de Islamabad, están fuertemente bloqueadas con contenedores de carga para disuadir a los manifestantes de avanzar hacia los edificios gubernamentales. Se han desplegado varias unidades policiales en la capital desde todo el país y las fuerzas paramilitares están preparadas con cañones de agua, aunque por ahora prevalece una atmósfera tranquila.
A medida que se extendían los rumores sobre los movimientos de los manifestantes, las fuerzas del orden comenzaron a cerrar más calles y a reubicar a los agentes en toda la ciudad. Los servicios de Internet se han visto interrumpidos y las instituciones educativas han cerrado sus puertas en medio de la preocupación por la posibilidad de que se produzcan actos de violencia.
Enfrentamientos en curso e implicaciones políticas
Las protestas tienen su origen en quejas de larga data contra el actual gobierno, al que los partidarios de Khan acusan de manipular los resultados electorales. A pesar de que se les prohibió participar en las elecciones generales de febrero, los candidatos independientes respaldados por el partido de Khan sorprendentemente obtuvieron la mayoría de los escaños, pero no fueron suficientes para formar gobierno.
Las autoridades han negado rotundamente las acusaciones de Khan contra los partidos gobernantes (PML-N y PPP) de fraude electoral. Las protestas han dado lugar a enfrentamientos violentos; la policía ha utilizado gases lacrimógenos contra los manifestantes, que respondieron con piedras. Según informes recientes, durante estos enfrentamientos fueron detenidas 139 personas.
Bushra Bibi sigue movilizando a sus seguidores y afirma su determinación: “Hasta que Khan no venga, no detendremos esta marcha”. Su puesta en libertad bajo fianza en octubre pasado, tras ser condenada junto con Khan a principios de este año, pone de relieve los intereses personales que hay en juego en esta lucha política.
A medida que aumentan las tensiones en la capital de Pakistán, los acontecimientos que se están desarrollando podrían reconfigurar el panorama de la política de oposición y el sentimiento público hacia el gobierno. Con ambas partes atrincheradas en sus posiciones, la posibilidad de nuevos enfrentamientos se avecina mientras las autoridades se preparan para la continuación de los disturbios.