La crisis de los desechos electrónicos en Agbogbloshie: una realidad tóxica
Del vertedero de Agbogbloshie se elevan densas columnas de humo, un duro recordatorio de la crisis mundial de los desechos electrónicos. Este lugar, situado al oeste de Accra, la bulliciosa capital de Ghana, es conocido por su aire tóxico y sus peligrosas condiciones de trabajo. Los trabajadores que buscan entre los humos se enfrentan a graves riesgos para la salud al extraer metales valiosos de los aparatos electrónicos desechados.
Condiciones laborales tóxicas
La atmósfera en Agbogbloshie es sofocante. Los trabajadores como Abdulla Yakubu soportan diariamente la exposición al humo peligroso mientras queman cables para recuperar metales como el cobre y el oro. Abdulla describe su lucha con los problemas de salud y afirma que el aire contaminado afecta significativamente su bienestar.
El ambiente tóxico no solo afecta a los hombres; mujeres como Abiba Alhassan también son vulnerables. Como madre de cuatro hijos, clasifica los desechos cerca de lugares en llamas y sufre graves problemas respiratorios. Señala que el humo denso a menudo dificulta la respiración, lo que pone de relieve las terribles condiciones a las que se enfrentan muchas personas en esta industria.
Los desechos electrónicos representan el flujo de desechos de más rápido crecimiento a nivel mundial, con 62 millones de toneladas generadas solo en 2022, un asombroso aumento del 82% desde 2010. Este aumento se atribuye en gran medida a la creciente demanda de dispositivos electrónicos en la sociedad moderna.
Implicaciones globales del tráfico de desechos electrónicos
A pesar de su crecimiento, solo alrededor del 15% de los desechos electrónicos se recicla adecuadamente. Muchos países desarrollados carecen de la infraestructura adecuada para gestionar los desechos electrónicos de manera responsable, lo que conduce a un aumento de las actividades de tráfico. La Organización Mundial de Aduanas informa que los desechos electrónicos representan actualmente una de cada seis incautaciones de desechos en todo el mundo.
En Europa y el Reino Unido, las autoridades han sido testigos de un aumento de los envíos ilegales de desechos electrónicos camuflados en otros tipos de productos. Por ejemplo, los funcionarios de aduanas descubrieron recientemente contenedores llenos de piezas rotas de vehículos y desechos electrónicos etiquetados incorrectamente para su exportación a África. Este tipo de engaño ilustra una tendencia más amplia en la que los traficantes se aprovechan de las lagunas en las normas de gestión de residuos.
A medida que los países endurecen las normas sobre el tráfico de desechos electrónicos, como la reciente incautación en Malasia de 106 contenedores llenos de desechos peligrosos, los traficantes se adaptan empleando nuevos métodos de contrabando. Los representantes de la ONU advierten que estas empresas delictivas prosperan debido a la insuficiencia de los marcos regulatorios y de la aplicación de las normas.
Las repercusiones de la eliminación inadecuada de los desechos electrónicos van más allá de la salud de los trabajadores; también plantean importantes riesgos ambientales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las prácticas de reciclaje informales exponen a las personas no capacitadas, incluidas las mujeres y los niños, a sustancias tóxicas.
Mirando hacia el futuro: un llamado a la acción
En enero de 2025, un tratado mundial sobre residuos, conocido como el Convenio de Basilea, exigirá declaraciones y permisos más estrictos para las exportaciones de desechos electrónicos. Los defensores de esta normativa esperan que esta nueva normativa ayude a cerrar lagunas jurídicas que aprovechan los traficantes.
Sin embargo, persisten los desafíos, en particular por parte de países como Estados Unidos, que aún no han ratificado el Convenio de Basilea. Como destaca Jim Puckett, de Basel Action Network, el incumplimiento sigue alimentando las rutas comerciales ilegales.
Mientras las condiciones empeoran en Agbogbloshie, trabajadores como Abiba Alhassan siguen atrapados en un ciclo de pobreza y riesgos para la salud mientras intentan mantener a sus familias. Para abordar esta crisis en aumento se necesita cooperación mundial y cambios sólidos en las políticas para garantizar prácticas más seguras en el manejo de los desechos electrónicos.