El impacto de los ataques aéreos sobre los civiles en el sur del Líbano
Cuando se produjo el ataque aéreo, Mohammed, un ingeniero civil de 29 años, estaba distribuyendo comidas calientes a los vecinos mayores de su pueblo. Esta iniciativa comenzó tras la invasión israelí del Líbano el 1 de octubre. Mohammed se encontraba a tan solo cinco metros de la explosión que demolió una casa cercana.
Las secuelas del ataque
La explosión le dejó a Mohammed heridas graves, como quemaduras en la frente y las mejillas, manos carbonizadas y quemaduras de tercer grado en el abdomen. Dos semanas después, sigue sufriendo dolores, pero se siente obligado a compartir su experiencia.
“Todo estaba negro, había humo por todas partes”, recuerda en voz baja. “Me llevó un minuto, aproximadamente. Luego comencé a reconocer lo que me rodeaba”.
A pesar de estar al borde de la muerte, encontró a dos amigos vivos pero gravemente heridos. Describe el caos que siguió al ataque:
“No hubo ninguna advertencia antes del ataque, en absoluto. Las zonas que están siendo atacadas son todas áreas civiles”.
Trágicamente, el ataque cobró la vida de un policía que vivía en la casa atacada.
La vida en el Hospital Nabih Berri
Mohammed se está recuperando actualmente en el Hospital Gubernamental Nabih Berri, ubicado a solo 11 km (7 millas) de la frontera israelí. Este centro enfrenta enormes desafíos, ya que trata a entre 20 y 30 víctimas diarias de ataques aéreos, principalmente civiles.
El Dr. Hassan Wazni, director del hospital, destaca su compromiso:
“Atendemos a todos los pacientes y a todos los heridos… No discriminamos entre ellos”.
Se enfrenta a dificultades para conseguir necesidades diarias como 1.200 litros de combustible para generadores mientras proporciona atención sin el apoyo del gobierno.
Las condiciones del hospital reflejan la agitación actual; actualmente opera con un personal mínimo y sólo 25 pacientes, ya que muchos son transferidos a regiones más seguras.
El costo humano del conflicto
El conflicto ha tenido graves consecuencias para los servicios de emergencia locales. Más de 110 paramédicos y socorristas han muerto debido a los ataques israelíes solo en el último año.
Hussein Jaber, parte de los servicios de emergencia, perdió a un amigo cercano:
“Era entusiasta y fuerte… Murió como vivió.”
A pesar de los riesgos como los drones que vigilan constantemente su zona, Hussein y su equipo siguen comprometidos a ayudar a su comunidad:
“Somos como una red de seguridad para el pueblo… Nada nos detendrá”.
Mientras continúan los ataques aéreos y los civiles sufren, los que permanecen en Nabatieh enfrentan un futuro incierto mientras los servicios de emergencia están listos para ayudar.